¿Qué es la revolución filipina?

España comenzó a colonizar Filipinas en el siglo XVI, bautizando las islas con el nombre del rey Felipe II y justificando su proyecto colonial en la propagación del cristianismo, y en los réditos que el capitalismo mercantil y la “gloria” de tal “conquista” reportarían.

Los colonizadores encontraron gentes que hablaban decenas de lenguas y vivían mayoritariamente en sociedades semicomunales y comunales llamadas barangays –en la isla de Luzón y en las islas Visayas– y, en menor grado, en los sultanatos islámicos de la isla meridional de Mindanao.

Tras más de tres siglos bajo el yugo colonial, la mayor parte de la población se convirtió al cristianismo, viéndose sumida en un sistema feudal cuyo mando ostentaban terratenientes nativos y mestizos bajo una administración colonial centralizada.

En el siglo XIX, grandes haciendas propiedad de las órdenes religiosas estaban produciendo cáñamo, tabaco y azúcar para la exportación. Así, el comercio con Europa se expandía al tiempo que una cierta industria manufacturera se desarrollaba en Filipinas. 

En este marco surge una intelligentsia conformada por los hijos de los terratenientes, comerciantes y burócratas que alcanzaban el nivel de educación terciaria. En el pensamiento político filipino empiezan a calar ideas anticoloniales y democráticas liberales que se filtran desde España y desde otros países europeos, especialmente cuando estudiantes filipinos viajan a España para cursar estudios superiores.  Así se forma el Movimiento de Propaganda en Madrid y en Barcelona, cuya publicación periódica, “La Solidaridad”, se edita y disemina durante las dos últimas décadas del siglo XIX.

La creación de La Liga Filipina en 1892 es en parte fruto de la afluencia de ideas democráticas liberales a Filipinas, que nutren su larga y rica tradición de lucha anticolonial. La liga filipina fue abortada por la detención y el encarcelamiento de su fundador, José Rizal,  pero condujo a la fundación de la organización revolucionaria clandestina Katipunan, en 1896, cuyo objetivo era proclamar la independencia nacional de España.

La Revolución Filipina estalló en 1896 y derrocó al gobierno colonial español en todo el archipiélago en 1898, con la excepción de Intramuros en Manila. Tras esta tuvo lugar la guerra hispano-estadounidense de 1898, que permitió al imperialismo estadounidense comprar Filipinas a España al precio de 20 millones de dólares según los términos del Tratado de París del 10 de diciembre de 1898.

Estados Unidos emprendió entonces, desde 1899, una guerra de agresión contra el pueblo filipino y contra la República de Filipinas.  Esta guerra terminó formalmente tras la capitulación de la República Filipina en 1902, pero en realidad continuó hasta 1913, y se saldó con la muerte de más de 1,5 millones de filipinos y filipinas.

Hoy nos referimos a la revolución filipina que comenzó en 1896 como la vieja revolución democrática que supo nutrirse de la filosofía democrática liberal de la revolución francesa, si bien esta se forja en insurrecciones, revoluciones, resistencia y cultura que lucha durante siglos por liberarse del yugo colonial. Esta revolución continúa hoy y se actualizó durante el siglo XX en el marxismo-leninismo-maoísmo y al estar dirigida por el proletariado desde una perspectiva socialista.

La nueva revolución democrática, antiimperialista y antifeudal, tiene su origen en el restablecimiento del Partido Comunista de Filipinas en 1968 bajo el marxismo-leninismo-maoísmo, y en la fundación del Nuevo Ejército del Pueblo (New People’s Army- NPA) en 1969.  Busca alcanzar la liberación nacional y social mediante una guerra popular prolongada y la alianza de trabajadores y campesinos (en su mayoría comunidades indígenas), con el apoyo de las capas sociales medias, y en lucha contra el imperialismo estadounidense y contra las clases explotadoras locales que son los grandes “compradores” y terratenientes de una sociedad filipina semicolonial y semifeudal.

La nueva revolución democrática filipina avanza y toma impulso desde hace más de 54 años.  Las fuerzas revolucionarias del pueblo filipino incluyen al Partido Comunista de Filipinas –CPP, al Nuevo Ejército del Pueblo (New People’s Army- NPA), al Frente Nacional Democrático de Filipinas (National Democratic Front of the Philippines- NDFP), a las organizaciones de masas revolucionarias y al gobierno democrático del pueblo.

Estas fuerzas operan en todas las regiones de Filipinas en más de 110 frentes guerrilleros.  El CPP cuenta con 150.000 militantes, el NPA está formado por miles de combatientes, a los que se suman decenas de miles de milicianos y milicianas populares y cientos de miles de personas en unidades de autodefensa, las organizaciones de masas revolucionarias se sostienen en millones de miembros y el gobierno democrático del pueblo está establecido en amplias regiones y provincias.

Esta web lucha contra el silenciamiento y la sistemática cancelación de esta realidad. Denuncia el terrorismo de Estado que azota al pueblo filipino, especialmente a sus capas más pobres y a los pueblos indígenas. Facilita una selección de noticias y una biblioteca virtual con la voluntad de diseminar el conocimiento que este proceso revolucionario acumula, fomentando lazos solidarios y el cultivo de saberes y experiencias políticas decisivas para hacer frente a la contemporaneidad.

Trabajamos por el internacionalismo proletario, la fortificación de los apoyos a las guerras populares en proceso, las luchas de liberación nacional pendientes y la emancipación de las mujeres y del colectivo LGBT+ en el proceso de realización de la revolución proletaria mundial. Esperamos que las revolucionarias del resto del mundo se sirvan del aprendizaje revolucionario filipino para multiplicar y fortalecer las luchas del porvenir.